Los beneficios de contratar una limpieza a domicilio en Madrid

Tener la casa limpia es sinónimo de confort y tranquilidad, pues esa sensación que nos brinda un hogar impoluto nos ayuda a sentirnos más a gusto en él, además de que estaría libre de esos microorganismos que provocan alergias y enfermedades. Limpieza es salud. Sin embargo, la ajetreada vida de Madrid nos limita el tiempo que una casa requiere para que esté limpia, limitándonos en muchas ocasiones a una limpieza superficial que dista mucho del lavado en profundidad que necesita cada cierto tiempo. Además, si el poco tiempo que tenemos libre en una ciudad tan grande como Madrid se lo dedicamos a la limpieza del hogar, ¿cuándo nos regalamos tiempo para nosotros mismos y para estar con nuestros familiares y amigos? Es por ello que plantearse contratar una limpieza a domicilio, si bien no diaria sí semanal, conlleva varios beneficios:

– Limpieza en profundidad

Para que una casa esté realmente limpia se ha de trabajar en ella cada día, sin embargo no disponemos de ese tiempo que requiere, sino que nos limitamos a recoger apresuradamente antes de llevar a los niños al colegio o después de la cena y antes de irnos a la cama. Pero este trabajo es superficial y al menos una vez a la semana se ha de limpiar en profundidad, apartando muebles y deteniéndonos en los rincones que más suciedad almacenan, y es aquí donde una limpieza a domicilio es efectiva, pues al menos una vez por semana una persona se dedicará a dejar impoluta tu casa, además de que se reflejará en esa limpieza diaria superficial que tú haces y te aportará tranquilidad al saber que un día a la semana todo vuelve a brillar.

– Calidad del trabajo

Limpiar no es solo detenerse en esas zonas que más se ensucian, que suelen ser las que están a la vista y se usan más, sino que hay que dedicarse a todos los rincones. Esto lo saben los profesionales y por ello el trabajo realizado será de calidad.

– Ahorro de tiempo

De pronto, sin tener que preocuparte por la limpieza de tu hogar, tendrás más tiempo para ti y los tuyos. Pero el ahorro de tiempo no solo se trata de eso, sino de que un profesional conoce todos los trucos que le permitirán limpiar tu casa de una manera efectiva y rápida, lo cual también se traducirá en un precio menor.

– Salud

Una casa limpia es sinónimo de salud, pues se evitará la acumulación de microorganismos que provocan alergias y enfermedades, sobre todo si se tienen niños en casa. Por otra parte, cada vez son más las empresas de limpieza a domicilio de Madrid que utilizan productos ecológicos para proteger tu salud y la del medio ambiente.

– Calidad de vida

Disponer de ese tiempo que antes dedicabas a la limpieza del hogar para ti, además de quitarte la preocupación de cuándo tendrás un hueco para limpiar, tu vida mejorará, pues tendrás más tiempo para ti, bien sea para descansar, practicar algún hobbie o pasar tiempo con los tuyos. Por otra parte, una casa limpia proporciona un ambiente agradable en el que desarrollar diferentes actividades, dar rienda suelta a la creatividad y gestar proyectos familiares con los que ser felices.

Trucos para limpiar rápido una cocina

La cocina es el lugar de la casa que más se ensucia; de hecho, se ensucia varias veces al día y, dependiendo de lo que cocinemos y la manera de organizarnos al hacerlo, puede llegar a ser todo un reto que vuelva a su estado original de limpieza y orden. La grasa es la principal culpable de que la cocina se ensucie y luzca con mal aspecto, por lo que nuestro objetivo es combatirla y evitar que se adhiera a superficies y electrodomésticos. Sin embargo, y aunque es inevitable que cada cierto tiempo necesite una limpieza a fondo, con maña y algunos trucos podemos conseguir limpiar una cocina rápido y que quede impoluta día a día:

FRIEGA A LA VEZ QUE COCINAS

¿No conoces el dicho de “no es más limpio es que menos limpia sino el que menos ensucia? No hay nada más eficaz que no dejar que se acumulen platos y cacharros en el fregadero, así que ve fregando cada vez que acabes de utilizar uno, pues así después de la comida tan solo tendrás que limpiar los platos, los cubiertos y esa última sartén. Cocinar lleva su tiempo, y la mayor parte nos lo pasamos vigilando la comida, así que puedes quedarte al lado pero ir quitando lo que ya no vayas a usar más.

ORDENA: CADA COSA A SU LUGAR Y EL RESTO AL FREGADERO

Aunque hayas sido eficaz fregando a la vez que cocinabas, siempre quedan cosas repartidas por toda la cocina, desde la mesa con los platos, los cubiertos, los vasos, etc. de la comida, hasta la olla, la manopla para no quemarte, la sal y otras especias, etc., en la vitrocerámica. Por ello, antes de comenzar con la limpieza en sí, recoge todo y colócalo en su lugar. Lo que ha de fregarse va al fregadero. Aprovecha para pasar una bayeta y llevarte las migajas en los platos.

BARRE

Después de cocinar es inevitable que migajas y otros restos caigan al suelo, así que barre antes de fregar los platos, pues inevitablemente caerá algo de agua y entonces será más difícil barrer.

FRIEGA LOS PLATOS

Es hora de quitar la montaña (sea más grande o más pequeña) de platos que hemos acumulado tras la comida.

NO TE OLVIDES DE LA GRASA

Ya lo dijimos: la grasa es nuestra gran enemiga. Ahora que tienes toda la cocina despejada y no hay ningún cacharro en el fregadero ni migajas en la encimera, es hora de coger una bayeta y un producto antigrasa con los que pasar sobre la encimera, la vitrocerámica (esta requiere un producto especial para evitar ralladuras), muebles, electrodomésticos, etc. No se trata de una limpieza a fondo, pero hacerlo día a día evita que la grasa se acumule.

FRIEGA EL SUELO

Por último, si consideras que es necesario, pasa la fregona y… ¡cocina limpia!

Cómo lavar los platos más rápido

Hay quehaceres de limpieza que no podemos obviar, pues podemos alargar el tiempo de quitar el polvo de las estanterías pero… ¡horror, acabas de entrar en la cocina y de encontrarte con una pila de platos por fregar! Inevitablemente, y a menos que tengas una frondosa vajilla y tres baterías de cocina, tienes que lavar los platos cada día para poder cocinar y comer a gusto. Pero ¿y cómo lavar los platos más rápido? A continuación, algunos trucos:

FRIEGA AL MOMENTO Y MIENTRAS COCINAS

Es decir, si cada mañana friegas la taza del café y el plato de las tostadas te evitará que poco a poco, y sin que te des cuenta, se te acumule una montaña de platos. Primero una taza, después un plato, después otro vaso y el exprimidor, lo cual unido a lo que hayas cocinado para el almuerzo o la cena… suma mucho por fregar. Por otra parte, si mientras cocinas, puesto que siempre hay tiempos muertos de vigilar la comida, vas fregando aquellos cacharros que ya no vas a usar más, después tendrás menos que lavar, además de será más rápido pues lo que más ocupa son ollas, tablas de cortar, etc.

ENJUAGA LOS PLATOS ANTES DE DEJARLOS EN EL FREGADERO

Si acabas de comer y no puedes o no te apetece fregar los platos en ese instante, tómate al menos un momento para tirar a la basura los huesecillos y desperdicios varios, apilar platos y vasos en el fregadero y echarles un poco de agua para que no se peguen los restos (incluso puedes dejarlos sumergidos en agua caliente), o si no más tarde te arrepentirás y no habrá manera de fregar con rapidez ya que te tocará rascar y rascar.

CORTA EL GRIFO

Una vez que te has decidido a fregar los platos, llena una de las pilas con agua y suficiente jabón como para enjabonarlos y pasarlos a la otra. Una vez que has terminado de enjabonar, enjuaga de una vez. Rápido y eficaz, además de que ahorrarás agua.

FRIEGA POR CATEGORÍAS

Si de pronto tu fregadero se ha llenado de platos, vasos, cubiertos, tazas y ollas… será un caos fregar los platos de manera rápido. Para evitar esto, lo mejor es fregar por categorías, de manera que también te sea más fácil apilarlos para secarlos: primero los vasos, después los platos, a continuación los elementos más grandes como ollas y sartenes y al final los cubiertos que aparecen al fondo del fregadero.

LIMPIA EL FREGADERO

Por otra parte, fregar los platos implica también quitar los restos que se acumulan en el desagüe y pasar un paño para secar la zona. Y hablando de secar, no te olvides de pasar un poco más tarde, una vez secos los platos, para colocarlos en su lugar y así poder disponer de ellos cuando tengas que volver a cocinar.

Cómo quitar la grasa de los muebles de la cocina

Por mucho que día a día nos afanemos por evitar que la grasa quede pegada en muebles y electrodomésticos, y pese a que cuidemos de que nuestra cocina esté libre de manchas y suciedad, es inevitable que cada cierto tiempo haya que dedicarse un momento a quitar la grasa que poco a poco, y casi sin darnos cuenta, se va adhiriendo a las superficies de nuestros muebles. El agua por sí sola no vale, sino que siempre necesitaremos añadirle algún producto para que la reacción sea más fuerte y la limpieza más profunda.

PRODUCTO DE LIMPIEZA CON TENSIOACTIVOS

Son muchos los productos que hay en el mercado para luchar contra la grasa, pero necesitarás uno con tensioactivos para que la eficacia sea mayor. Pulveriza las superficies o añade un poco en agua y utiliza un paño para frotar y sacar la grasa. Después, con un paño húmedo y limpio, repasa los muebles para quitar los restos de producto y enlucir las superficies. Para terminar, sobre todo si tus muebles tienen un acabado brillante, seca la superficie con papel cocina para dejarlos perfectos.

AGUA CALIENTE CON AMONIACO

Así es como lo han hecho las abuelas toda la vida: un chorreón de amoniaco en agua caliente es suficiente para frotar con energía sobre muebles y electrodomésticos y dejarlos libres de grasa y manchas. Repasa con un paño húmedo y limpio para deshacerte del amoniaco y su olor y seca con otro paño o con papel de cocina.

ALTERNATIVA ECOLÓGICA

Y si no te convence la utilización de productos químicos que puedan dejar olores fuertes en tu cocina, hay otras alternativas más ecológicas e igual de efectivas. Hacer una pasta a base de aceite vegetal y dos cucharadas de bicarbonato de sodio te permitirá retirar con un cepillo de dientes la grasa que se acumula en juntas y dobleces. Por otra parte, para las superficies más amplias, puedes utilizar vinagre (blanco, de sidra): empapa un trapo con él y limpia los muebles, utiliza un balde de agua caliente para escurrir el trapo y pásalo nuevamente para retirar la suciedad; seca la superficie con un paño seco o con papel de cocina y repite la operación y aún se queda un poco pegajoso. El bicarbonato de sodio por sí solo también es efectivo para quitar la grasa de los muebles, tan solo tendrás que espolvorear un poco sobre un esponja húmeda y frotar la superficie; de nuevo, un paño húmedo te permitirá retirar residuos y suciedad.